Yeguada del Hierro del Bocado
La "Yeguada del Hierro del Bocado" acoge la reserva de caballos de estirpe cartujana más importante del mundo. La Yeguada de La Cartuja-Hierro del Bocado está situada en Jerez de la Frontera (Cádiz), España, en la antigua dehesa de La Fuente del Suero, donde está emplazado el Monasterio de la Cartuja.
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Historia
Desde su fundación a finales del siglo XV, el monasterio de la Cartuja se convierte en piedra angular de la crianza del caballo jerezano. Durante tres siglos, que coinciden con los de máximo esplendor del reino de España, los monjes cartujos crean una yeguada que con el tiempo se convertirá en una de las más célebres y apreciadas del mundo. Su esmerada labor ganadera, asentada en torno al espléndido edificio renacentista y en el marco excepcional de clima y fertilidad, donde también se crían los universales vinos de Jerez, se ve interrumpida a inicios del siglo XIX a causa de la guerra de la Independencia y coincidió con los años de esplendor de España y, en consecuencia, de sus caballos.
Los cartujos son una orden de clausura que, rigiéndose por unas constituciones aprobadas por el papa Inocencio II, llevan una vida rigurosamente ascética, basada en el recogimiento. Los orígenes de la Cartuja de Jerez se remontan al siglo XV, cuando el hacendado Álvaro Obertos de Valeto le propone al prior de la Cartuja de Sevilla la fundación de un monasterio de esta orden en Jerez. Don Álvaro traspasó los derechos de los terrenos que poseía en el municipio de Jerez a los cartujos, que solicitaron la licencia necesaria al arzobispo de Sevilla para fundar el monasterio, licencia otorgada en 1475. Tres años más tarde se iniciaban las obras del edificio que ahora conocemos. En poco tiempo, la cartuja logra reunir un importante patrimonio en donaciones, venta y cambios que se sumaban a los ya ingentes bienes heredados de Don Álvaro. Entre los terrenos adquiridos por compra, encontramos la Dehesa de la Fuente del Suero, propiedad hasta entonces del genovés Celín de Bilbao que la cede a cambio de 140.000 maravedíes. En esta finca pastan en la actualidad, cinco siglos después, los bellos ejemplares de la Yeguada de la Cartuja-Hierro del Bocado.
El verdadero origen de la yeguada no se conoce, aunque el anecdotario popular explica que cuando el censario de la cartuja, Pedro Picado no pudo pagar su censo a los monjes, decidió cederles sus yeguas y potros. Estos ejemplares habían sido comprados por don Pedro a los hermanos Andrés y Diego Zamora, de profesión herradores, que formaron esta pequeña yeguada a partir de un semental comprado a un soldado y de uno de sus hijos, potro de extraordinaria belleza y armonía, llamado "Esclavo". A los descendientes de esta yeguada, que gozaron de gran prestigio, se les llamó "zamoranos". Sin embargo, pruebas aparecidas y analizadas recientemente y estudios históricos parecen demostrar que los monjes ya contaban con una ganadería a finales del siglo XV.
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